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Nunca me consideré una persona inclinada a la obsesión, pero contigo, descubro pequeñas pinceladas (densas y muy oscuras) de alguien que creía no ser.
Solo por ti.
Condicionas cada movimiento y cada sensación.
Como explicar algo tan intenso recogido en pequeños gestos cotidianos.

Pienso en ti…

Al cruzar la calle…. Verte repellado en el asfalto, semiinconsciente, pidiendo ayuda, mientras aseguro a los viandantes que no hay nada que hacer… me reconforta.

Al bajar las escaleras…. Encontrarte con los primeros signos de descomposición y la cabeza abierta al tercer día de un fatídico accidente; ser yo quien de el empujoncito final, grabarlo en video y guardarlo para los momentos en los que esté triste… me anima.

Cuando voy a la playa…. Verte hospitalizado por quemaduras de primer grado ( bajo cuidados ‘paliativos’ : Baños de agua helada, una estufa cercana para que no te baje la temperatura, venda adhesiva para las heridas, acupuntura, amputación de algún dedo..)… despierta mi lado más humano

Cuando tomo un baño templado….. Espuma, velas, un porrito, y una radio que por despiste, cae en el agua mientras disfrutas de un momento de relax….. me provoca una carcajada.

Al escuchar la sirena de las ambulancias y bomberos …….. Me digo con lágrimas contenidas……..¿¿pq no está él ahí??¿¿Por qué no puede arder como el papel?? Y la pena me supera momentáneamente.

Eres la piedra que se coló en mi zapato, pequeñita, puntiaguda y molesta. Esa que tratas de dejar a un lado para que no se clave moviendo el pie con frenética decisión, pero que sigue ahí, jodiendo. De la que no te deshaces hasta que no paras y tomas tu tiempo para desalojarla. Insignificante a la vista, pero terriblemente irritante.

A diario, elevo una plegaria al cielo, al cosmos, a la energía que atrae y repele, a algo más poderoso que la vida o la muerte, con un único propósito. Tu volatilización.



Me hace tan feliz odiarte.

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